Una sonrisa al que está
triste, una palabra al que está solo, una mirada al que está marginado: todos tenemos algo para dar. El profesional, su conocimiento; el misionero, su fe; la bailarina, su arte; la persona que vivió una experiencia de dolor, su testimonio... Todos estamos llamados a ser voluntarios. Desde las acciones más complejas hasta las más simples; desde las más grandes a las más pequeñas, los voluntarios son personas capaces de desarrollar una actitud de servicio en todos los ámbitos de su vida. Sea actuando individualmente o agrupados en asociaciones específicas, son infinitas las formas de solidaridad que promueven y concretan.
¿Qué impulsa a un voluntario a servir a los demás? Ante todo, el ímpetu innato del corazón, que estimula a todo ser humano a ayudar a sus semejantes. El voluntario experimenta una inmensa alegría cuando logra dar gratuitamente algo de sí a los demás.
Resulta importante el tipo de ayuda que se ofrece, pero más lo es el corazón con el que se brinda. Así como las obras sin amor no tienen sentido, tampoco es válido un amor que permanece encerrado en sí mismo. Para la madre Teresa: "El amor no vive de palabras ni se
muestra con ellas. Se traduce en servicio, en búsqueda, en acogida, en trato con el hermano."A partir de este programa y en adelante vamos a incentivarte para que nos acompañes en este acto voluntario de participar en la búsqueda de la felicidad.
Bienvenidos, porque lo mejor está por venir…
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